Music is Math

La matemática dicen que es el estudio de las propiedades y las relaciones de entes abstractos... Como desarrollo de éste concepto, queda aplicado en la infinidad de recursos con los que interactuamos inconscientemente o deliberadamente. Con el único fin de facilitarnos nuestro desarrollo o por lo menos de tener la opción de ello.

La música, es una de las artes de la comunicación. Bajo su manto y poder subliminal se esconden infinidad de ejercicios y operaciones de información emotiva. Su resultado nos llegará o no, en gran medida, en base a nuestro conocimiento circunstancial del entorno en el que se ha desarrollado. Más allá del carácter estético, desgraciadamente tan determinante en el análisis de valoración de la sociedad actual: Gracias a nuestro reconocimiento de los patrones sonoros, de la habilidad técnica y creativa con la que se manipule dicha información, experiencia de las herramientas con las que se ha desarrollado, el mensaje implícito/explícito...

La música en esencia, se compone de patrones matemáticos, tomaré el ejemplo más claro, la rítmica. La sucesión de sonidos de distinta duración, nos da el ritmo que se organiza en el tiempo en partes iguales gracias al pulso. Los básicos son los binarios, los cuaternarios (dos binarios) y los ternarios. De ahí nacen sietes e infinitas combinaciones de múltiplos exponenciales, la poliritmia de la que ya hicimos referencia. Dichos patrones controlan el movimiento en la música y mediante su repetición recurrente, ayudan al oído a comprender su estructura.

Su manipulación en combinación sucesiva, nos proyectará las sensaciones, mediante esos patrones estructurados acompañados de armónicos y melodías. La Música, ese bello arte, en cierto modo abstracto, se reduce en gran medida a la matemática.

En su evolución, llegamos al control y la manipulación. La música electrónica no existiría sin la previa investigación científica, que nos permite que podamos manipular instrumentos electrónicos/digitales/virtuales. Diseñar el sonido mediante la programación. Secuenciadores, cajas de ritmos, editores, simuladores de hardware externo... Los recursos y las posibilidades, son infinitas. El placer de poder elaborar y desarrollar, es exponencial. Gracias a ello, personas sin excesiva preparación musical, podemos colaborar en proyectos sonoros. Crecer.

Como salida, lanzo la referencia de uno de los proyectos de música electrónica que considero más interesantes Boards of Canada. El proyecto de los hermanos Eoin Sandinson, asociado a la corriente IDM Intelligent dance music, estilismo electrónico, promulgado por sello Warp records.



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